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Los narcóticos

Los narcóticos .- 28/08/2014.- La familia de los narcóticos incluye la morfina (el principal componente activo del opio sin refinar extraído de la adormidera), la heroína (un producto de laboratorio derivado de la morfina) y numerosos compuestos, que son similares a la morfina, usados en medicina. Son poderosos analgésicos que alivian espectacularmente tanto el dolor emocional como el físico. Esta propiedad contribuye a hacerlos extremadamente seductores para la autoadministración.

La heroína fue descubierta a finales del siglo XX. Ya en la primera mitad del siglo, los adictos consumían por vía oral o fumaban opio. La introducción de la aguja hipodérmica y de la jeringa en la práctica médica en la época de la Guerra civil norteamericana permitió que la morfina fuese inyectada bajo la piel o en la vena, difundiéndose en la sangre de forma potente, rápida y eficaz. Durante la segunda mitad del siglo XIX, muchas personas, mayoritariamente amas de casa de clase media, fueron tratadas con morfina por sus médicos y se volvieron dependientes. Esta práctica probablemente representaba un intento de aliviar la ansiedad crónica, de manera semejante a como hoy se usan las benzodiacepinas.

La morfina, si embargo, pasa lentamente de la sangre al cerebro, a diferencia de la heroína que fluye al cerebro instantáneamente después de una inyección endovenosa. Esta propiedad hizo a la heroína atractiva a una nueva clase de adictos que buscaban sus efectos euforizantes y se la auto-administraban sin supervisión médica. De este modo, la heroína llegó a ser el narcótico de primera elección para los adictos.

¿Cómo se caracteriza  el proceso de una persona desde el primer consumo de un narcótico hasta la verdadera adicción? ¿Cómo pueden los adictos a la heroína recibir el tratamiento más efectivo? ¿Es la metadona una solución o es parte del problema?

La morfina (y sus derivados sintéticos) no ha sido superada en el alivio del dolor físico grave. Esta característica hace que sean algunas de las sustancias más importantes a disposición de los médicos. Millones de pacientes hospitalizados han recibido narcóticos e incluso se han vuelto físicamente dependientes de ellos durante su estancia en el hospital, pero después de su alta casi nunca buscan un nuevo consumo.

Cuando se auto-administra de forma intravenosa, la morfina (e incluso más efectivamente la heroína) actúa tan rápidamente sobre el cerebro que se produce una intensa sensación de placer sublime que a veces se ha comparado con un orgasmo. Luego, cuando la concentración inicial en el cerebro baja, empieza una segunda fase, un estado característico de somnolencia, una desconexión emocional de la realidad. El adicto que se inyecta morfina o heroína, preferentemente por vía subcutánea más que por vía intravenosa, no logra la concentración inicial elevada en su cerebro, sino que vive el predominio del estado de ánimo tranquilo de la segunda fase.

La primera inyección de heroína normalmente produce nauseas y vómitos, pero este efecto colateral desaparece con las inyecciones siguientes.

Después de saber cómo es un ligero síndrome de abstinencia y cómo la heroína lo suprime de un modo espectacular, se empieza a desear la heroína intensamente al primer síntoma de malestar. Gradualmente, a medida que pasan las semanas, el consumidor se encuentra necesitando más y más heroína para aliviar las ganas de vomitar y alcanzar la sensación de plenitud. Finalmente, uno se encuentra consumiendo heroína varias veces al día.

Para desintoxicarse, para librarse de los narcóticos, hay que pasar un síndrome de abstinencia para el que se necesita un tipo de disciplina y perseverancia que no se encuentra frecuentemente entre los adictos. La abstinencia no mata pero es muy dura. Y los adictos tienen continuamente presente que existe un remedio instantáneo para ese malestar, de modo que uno siempre está a punto de abandonar el intento de desintoxicación.

Pero existe una manera efectiva de librarse de esta droga: una comunidad terapéutica residencial en régimen cerrado en la que no se puede conseguir drogas. El adicto que pasa bastante tiempo en un centro de este tipo puede desintoxicarse y reconstruir su vida.

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En CITA el tratamientos e desintoxicación de narcóticos cuenta con la ventaja de una estricta monitorización médica. Aparte de la atención a la evolución de la farmacología para lograr una desintoxicación lo más llevadera posible, en CITA contamos con un doctor las 24 horas del día en nuestras instalaciones, de modo que estamos preparados para atender cualquier situación a la mayor velocidad posible

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